Esther
Zhang, Shanghái, China
Desde
la apertura del día 9 de marzo hasta la clausura del día 23 del marzo, la Feria
al aire libre de las Empanadas Chinas, celebrada en el Jardín Yu, un lugar
histórico y comercial en el corazón de Shanghái, ha acogido a muchos visitantes.
Aunque no se ha publicado el número total de los comensales, se puede imaginar lo
bullicioso de la multitud al ver el hecho de que más de cien mil empanadas se
han vendido en una hora de un sólo mostrador de la marca Qing Feng, un
restaurante de sucursales de Beijing de comida rápida china.
Docenas
de mostradores de todo tipo de bollos al vapor, así como otras tapas típicas
provenientes de más de diez provincias de China , se vieron en esta feria, una
de las cuales mencionada arriba fue lo más popular.
¿Cuál
es o cuáles son los secretos del éxito de Qing Feng? ¿Un sabor excepcional? ¿Una
forma delicada ? ¿Una historia milenaria?... De hecho, esta marca popular
“Qingfeng”, local de Beijing fundado en 1948, también había aparecido en la misma
feria de los años pasados sin lograr el éxito semejante. ¿Qué ha conducido, pues,
a este cambio gigantesco? El factor clave consiste en una visita sorpresa del presidente Xi de China.
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El presidente Xi, en un sucursal de restaurante de Qingfeng |
Un sábado de diciembre del pasado año, Xi fue a una sucursal del
restaurante de bollos al vapor Qingfeng, acompañado de varias personas, sin
protección especial ni el aviso con antelación al restaurante, e insistió en
ponerse en fila como los demás a pesar de que los camareros lo reconocieron y
querían darle el privilegio de pedir la menú.
Xi ordenó media docena de empanaditas al vapor rellenas de cerdo y cebollino,
además de un platito de vegetales y otro de estofado de hígado e intestinos de
cerdo, que es una tapa típica de Beijing, que le costaron un total de 21 yuanes
(menos de 3 euros)
No había ningún medio oficial informando sobre esta visita, como es
habitual en este país; de este modo, todas las fotos borrosas y los vídeos
amateurs son tomados y grabados con sus teléfonos móviles por los consumidores
y camareros presentes, las cuales se publicaron en línea pronto y se difundió rápidamente
por Internet, mostrando que Xi hacía fila para pedir los platos y comiendo su
almuerzo sencillo, sentado a la mesa con los comensales, charlando con ellos y
el gerente del restaurante, y aceptaron las peticiones de fotos y apretones de
manos de la gente.
Aparte de los corresponsales locales que acudieron al mismo restaurante
al ver las noticias en línea por la tarde para hacer las entrevistas de los
testigos [1],
los residentes locales también fueron al restaurante y pidieron los mismos
platillos que Xi, y los que viven cerca de Beijing llegaron al mismo destino
para ordenar el “ menú de presidente Xi”. Hasta ahora, esta sucursal, diferente
de los demás de Qing Feng, se ha convertido en un interés turístico de Beijing.
Y la popularidad transformó a la feria de empanadillas celebrada en Shanghái
pocos meses después de esta visita espontánea de Xi, aunque la gente en esta
metrópoli del sur del país no se ha acostumbrada al sabor de las empanaditas al
vapor del norte.
Como Jean Anthelme Brillat-Savarin mencionó en su obra titulada Fisiología del Gusto, la comida
nunca funciona meramente para satisfacer la necesidad del cuerpo físico de la
gente. Es un medio de gestionar un país. Los ciudadanos tienden a aceptar al
gobierno y su política al comer junto con los políticos debido a la sensación
de identificación provocada. Dicho de otra manera, en cuanto a los líderes del
gobierno, comer con la gente común es una aplicación de la política culinaria con
el motivo de promover la relación pública y construir la imagen positiva de los
políticos.
“Comer como una persona ordinaria” forma parte importante de las
acciones populares de los políticos de todo el mundo. Barak Obama apareciendo
en una tienda de hamburguesas de Estados Unidos, David Cameron comiendo en una
sucursal de hot pot de la provincia de Sichuan durante su visita a China..., todo
esto muestra la voz de los funcionarios de alto nivel —“Yo soy uno entre
vosotros”, así que disminuye la distancia entre el gobierno o el partido político
y la gente, sea de su propio país o de otro.
Tanto el presidente Xi como la comunidad china no son un caso
excepcional. Pero cabe mencionar que esta nueva generación de liderazgo se
centra en emitir una serie de nuevas reglas para establecer una nueva imagen
del gobierno central y hacer una campaña profunda en contra del burocratismo y
formalismo, entre las cuales se destacan la restriccion de las comitivas
gubernamentales y las disminuciones de bloques viales. Sin duda alguna, la
visita mencionada de Xi aplicada el concepto de “comer como una persona
ordinaria” a su vida política ha logrado e incluso superado al efecto deseado. Con
respecto al comentario de un diario hongkonés, durante las últimas seis décadas,
la imagen de los líderes chinos se había transformado de ser un “dios” a una “figura
de autoridad” y, hoy en día, a ser “una persona ordinaria”. Si se remonta a la época
de la sociedad feudal china, los emperadores, considerados como el “hijo del
dios”, construyeron una imagen más alta que sus súbditos por un montón de principios
para distinguirse de su gente, tales como los carácteres formados en el nombre
del emperador no se pueden usar ni decir por ninguna otra persona, ni hablar de
la diferencia de la comida entre la corte y el pueblo, ya sea de la materia
prima, o sea de la manera de su elaboración y la forma de presentación.
En aquellos momentos, los emperadores se esforzaron en vivir y comer
de manera diversa de los demás mientras que en estos momentos, los líderes resisten
en mostrar la diferencia de la gente común. Sin embargo, la comida, considerada
como forma de acceso más fácil para tener influencia política sobre el pueblo,
no cambia ni cambiará su magia por el tiempo transcurrido.
[1] Según los medios
oficiales publicados luego, antes de esta visita sorpresa, Xi fue a una empresa
de suministro de calefacción y después de este almuerzo, realizaría una visita
a un asilo de ancianos en la ciudad.
Esther Zhang es Postgraduada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid (UCM)
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