sábado, 23 de junio de 2018

Dolor y discurso: la representación del dolor en “Un monstruo viene a verme”


por Shan Luo*
Un dicho de Jorge Luis Borges explica, “La muerte es una vida vivida. La vida es una muerte que viene”.  El dolor y la muerte forman parte del aprendizaje de la vida. La protección de las familias hacen que los niños se enfrenten a la muerte de un modo atenuado, pero ¿qué ocurre cuando es la muerte la que se lleva a la madre? 
La película Un monstruo viene a verme cuenta efectivamente  la historia de cómo un chico se enfrenta a la muerte de su madre. “Los niños expresan inicialmente temor, confusión y escepticismo al referirse a la muerte. Luego experimentan sentimientos de tristeza, un anhelo porque la persona regrese, dificultades en la concentración, el sueño, y cambios en la alimentación” (Lozano Cortés, L.M. y Chaskel, R., 2009: 19). Su primer dolor viene por la enfermedad de la madre. Debido a la enfermedad de la madre, Conor siente ansiedad, miedo, y presión de una parte por la vida. Por el lado de la familia, tiene que cuidarse solo y llevar la responsabilidad de la casa. Además la llegada de su abuela y su padre aumentan su malestar. Por otro lado, en la escuela ya no estudia, sino que se dedica a pintar durante la clase; al final incluso llevará auriculares para escuchar música durante la clase. En este caso, su maestro le saludaba al inicio, pero finalmente sólo le deja así. Del mismo modo, sus compañeros le golpeaban antes, y ahora es como invisible para ellos. Todo eso es una fuente de su dolor. 
Su segundo dolor viene por un sentimiento de culpa. ¿Por qué se siente culpable? En el final de la película, Conor dice la verdad sobre su pesadilla, que ha dejado su madre caer, le ha dejado morir.  Pero ¿por qué desea la muerte de su madre? Según el estudio psicológico Los niños de los once años desarrollan su propia filosofía de la vida y, en consecuencia, cambian su actitud frente a la muerte(Lozano Cortés, L.M. y Chaskel, R., 2009: 23). Realmente Conor sabe lo que le está pasando a su madre, pero cada vez que pregunta la situación a su madre, ella solo le dice que está bien. Igual que al comienzo de la pesadilla, la madre solo dice Estoy bien para que Conor no se preocupe y sea feliz. Al contrario, Conor ya tiene la capacidad de conocer el mundo, de pensar la muerte y tener su propia idea. En ese momento, le falta una ideología guía, y tiene mucha confusión cognitiva. “Una de las variantes más padecidas de duda patológica, es la que se origina en los sentimientos de culpa, reales o imaginarios, que el sujeto se atribuye, como si un inquisidor lo sujetase constantemente a sus culpas, pasadas o futuras” (Nardone, Giorgio & De Santis, Giulio, 2011: 97). Conor sufre por todos estos pensamientos, y quiere liberarse de la angustia. Por lo tanto, desea la muerte de su madre para terminar su dolor. 


No obstante, ¿un querido hijo puede tener esta idea inmoral? Piensa que ha hecho mal y por su culpa, su madre se cae, muere. Por eso dice al monstruo, “Merezco un castigo. Me merezco lo peor.” “El inquisidor interior tortura a la persona hasta arrancarle la confesión de un delito perpetrado o de uno que podría desear o tener la intención de perpetrar.” (Nardone, Giorgio & De Santis, Giulio, 2011: 97) En su interior, Conor se está torturando siempre, por eso tiene las pesadillas cada noche. La pesadilla es una presentación de su dolor. 
Cada vez sufre más, desea más la muerte de su madre y se siente más culpable. Es un círculo vicioso. Mientras aumenta el dolor, nuestro cuerpo tiene un sistema para protegernos. Entonces surge el monstruo. Como él dice, “He venido por ti, Conor O’Malley. Fue tú quien me llamaste.” 
La naturaleza genera monstruos, de los cuales a veces se ocupa la literatura”. (Botero Uribe, D., 2009: 102) La primera vez el monstruo sale con una imagen tenebrosa. Su cuerpo está formado por un tronco enorme y ramas entrecruzadas; dentro de su cuerpo está llena de fuego. Cuando ruge el monstruo, salen ramas y fuego desde su boca. Esa es la imagen del monstruo, también es la representación del dolor de Conor. El monstruo viene porque Conor está sufriendo en su interior y quiere librarse del dolor, como un monstruo luchando para ser libre. Si la estructura de la consciencia (conocimiento) es lingüística, como piensa Yuri M. Lotman, y la estructura de la conciencia ética es experiencia de vida reflexionada, el dolor aparece como una supraconciencia porosa que aturde al significante.(Botero Uribe, D., 2009:100) En el caso de Conor, el dolor es un obstáculo, que se presenta como un monstruo. 

En conclusión, podemos ver dos signos especiales para expresar el dolor en la película: la pesadilla y el monstruo. Siempre tenemos los mitos de que los niños no sufren y que el duelo en los niños no provoca un sufrimiento tan profundo como en los adultos(Lozano Cortés, L.M. y Chaskel, R., 2009: 26). Quizás tenemos este estereotipo tan sólo porque las representaciones del dolor entre adultos y niños son distintas. Es cierto que sinceramente queremos que la infancia sea sencilla, feliz e inocente. Sin embargo, ¿realmente podemos protegerlos de la muerte, del sufrimiento, del dolor? En mi opinión, que el mundo de la infancia sea inocente y feliz no significa que no deberían saber toda la verdad de la vida. Es decir, les podemos mostrar la parte paradisíaca, mientras se enseña el dolor. Sólo necesitamos encontrar un medio de acuerdo con sus niveles cognitivos. Me parece que el arte es una condición sine qua non en el proceso de ayuda para conocer el mundo. “El arte no vence el dolor, pero puede seducir, incorporarse a la creación como un desafío estético.” (Botero Uribe, D., 2009:101) En el caso de Conor, los cuentos le ayudan a curar su dolor. En la vida real, a través de la aventura de muchos libros, también experimentamos la felicidad y el dolor de todo. Como la autora de Un puente a Terabithia, Katherine Paterson dice, “Lo que más me ha gustado son los libros que me hacen experimentar todo el espectro de la vida. Me hacen reír y llorar y preocuparme. Me asustan. Todo lo que una persona normalmente experimentaría en su vida está encapsulado entre las portadas de dicho libro.” 
La madre de Conor ha dicho, “A la gente no le gusta lo que no entiende. Les da miedo.” Mediante las obras artísticas, quizás tendríamos más conocimiento, y menos miedo. Pase lo que pase, la tormenta vendrá algún día. No podemos evitar, pero podemos preparar. En este caso, el arte puede ser una paraguas de protección. Nos ayuda a expresar el dolor, también nos ayuda a curarnos.


Bibliografia
Botero Uribe, Darío (2009) “Semiótica del dolor”, Revista Amauta, Barranquilla (Col.) nº 14 julio-diciembre 2009, pp.99-105.
Lozano Cortés, L.M. y Chaskel, R. (2009) “El diagnostico y manejo del duelo en niños y adolescentes en la práctica pediátrica. Reconocimiento y manejo”, Revista CCAP vol.8, nº 3 2009, pp.19-32.
Nardone, Giorgio & De Santis Giulio (2011): Pienso, luego sufro. (Trad. Pere Salvat Farré). Editor digital: Titivillus, en:



* Shan Luo es Magister en Investigación en Periodismo (UCM)

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